La virtualidad es una realidad cada vez
más presente en la sociedad del Siglo XXI y por lo tanto presente en los
procesos educativos desde el nivel Preescolar hasta el Posgrado; por ello se
hace necesaria una reflexión sobre la relación que se da entre pedagogía y
virtualidad.
Uno de los objetivos de la labor
pedagógica es el aprendizaje, el cual se entiende como adquisición de
conocimientos, cambio de actitudes, desarrollo de habilidades o capacidad de
solucionar problemas; tema que preocupa de manera práctica a todos los seres
humanos y de manera teórica a quienes se ocupan del ámbito educativo.
De manera particular se retoma la
importancia que Ausubel da al conocimiento, a la integración de los nuevos
contenidos en las estructuras cognoscitivas previas del sujeto y su carácter
aplicado, a los distintos tipos de aprendizaje que pueden darse en el aula y
finalmente la centralidad del lenguaje como sistema básico de comunicación y
transmisión de la información[1], se plantea como hipótesis
que son elementos que se pueden mantener en un sistema de educación virtual.
Al hablar de la educación virtual se
debe recordar que el conocimiento se da ahora en las llamadas comunidades
virtuales, las cuales aparecen “cuando un grupo de personas reales, una
comunidad real, sean profesionales, estudiantes o un grupo con aficiones
comunes, usa la telemática para mantener y ampliar la comunicación. El hecho de
que la interacción entre las personas se pueda realizar entre personas
físicamente pero enlazadas mediante redes telemáticas es lo que lleva a hablar
de comunidades virtuales. Así pues en una comunidad virtual se reúnen personas
para intercomunicar mediante ordenadores y redes, interactuando de una forma
continuada y siguiendo unas reglas preestablecidas; el intercambio de
información (formal e informal) y el flujo de información dentro de una
comunidad virtual constituyen elementos fundamentales y finalmente, la
existencia de comunidades virtuales entre profesionales para el intercambio de
ideas y experiencias y el desarrollo profesional y personal de sus miembros,
tiene su origen en las grandes posibilidades de socialización y de intercambio
personal que proporcionan las redes. Constituyen un entorno privilegiado de
aprendizaje sobre relaciones profesionales”[2].
Cómo lograr mejores aprendizajes por
parte de los estudiantes en la Escuela? Cómo mejorar el rendimiento académico?
Cómo elevar el nivel en el desarrollo de las pruebas de Estado? En resumen,
cómo lograr que los seres humanos aprendan cada vez más y que ese aprendizaje
les sea útil? Comprender, por lo tanto, cómo se dan los procesos, tanto
internos como externos, en el aprendizaje, es un camino para lograr repuestas
adecuadas a estos interrogantes.
El aprendizaje se puede entender como
un “proceso de cambio, que mediante la adquisición de conocimientos permite al
individuo, organizar, simbolizar, conceptuar sobre los estímulos que recibe,
así como solucionar los problemas que se le presentan. Al lado de este sistema;
encontramos el sistema de memoria que almacena las informaciones ya recibidas y
que el individuo utiliza en cada nueva situación de Aprendizaje”[3]. Siguiendo esta
definición, se puede afirmar que en muchas Instituciones Educativas en Colombia
se ha privilegiado el aprendizaje como memorización o almacenamiento de
información, dejando de lado la conceptualización y la solución de problemas
realidad que se refleja en la dificultad para lograr puntajes altos en las
pruebas de Estado; pero además, y esto es lo más grave, se ha dejado de lado la
formación humana y afectiva; es decir la formación de niños, niñas y jóvenes
con capacidad de convivir socialmente en armonía con otros y otras, aspectos
que no se preocupan por medir las denominadas pruebas externas; en este sentido
está más cerca la definición del “aprendizaje como un proceso que lleva al
individuo al cambio de comportamientos, a través de la adquisición de nuevos
conocimientos, habilidades y actitudes”[4].
Frente a los resultados, no de los
estudiantes, sino del sistema educativo que la sociedad en su conjunto acepta y
promueve, se plantean nuevos paradigmas que se interesan “más en la naturaleza
del aprendizaje y muy poco en los métodos de instrucción… se fomenta la
autonomía, la flexibilidad, el pensamiento divergente, la franqueza y el
desacuerdo…permite el empleo de la imaginación, de los sentimientos, del sueño,
de las experiencias interiores como contexto del aprendizaje”[5].
Ahora bien, en los inicios del siglo
XXI, la educación hace énfasis en la adquisición de habilidades que se realiza
por medio del sistema sensorio - motor y factores motivacionales[6]; enfoque muy orientado
desde los sectores productivos de la sociedad en su modelo capitalista, que
pide que los estudiantes sean educados como competentes y productivos.
En estos procesos de cambio es
importante retomar la idea de la educación como parte el proceso de adaptación
que los individuos tienen que conformar para vivir en sociedad. Y esto, tiene
que ver con la pregunta por el hombre, que es a la vez una condición para
redefinir el porqué de la educación.
La idea de ser humano debe estar a la
base del discurso educativo; toda formación debe ser en primer lugar humana,
individual y colectivamente. El ser humano es un ser humano en relación, desde
el momento de su concepción hasta el momento de su muerte. Luego la educación
debe ser cultural, incluir todas las dimensiones del ser humano y finalmente
debe ser una educación de contenidos y procesos. Es decir se aprende a ser
humano, a convivir y luego viene la información como contenidos, que ya no es
tan importante saber de memoria, como saber dónde ubicar la información, cómo
comprenderla y cómo aplicarla.
El aprendizaje es permanente “ya que el
problema de la comprensión profunda de lo que se aprende, del entendimiento a
fondo de lo que se estudia, es muy complejo y difícil. En alguna forma, uno
nunca termina de comprender del todo, ni de entender hasta sus últimas
consecuencias ninguna disciplina, ninguna teoría, ningún modelo científico[7]”, se aprende toda la vida,
en un proceso dinámico en permanente desarrollo, en evolución y se aprende de
todo, desde el conocimiento del sentido común, o también, el conocimiento
"vulgar", ingenuo, dogmático, no plenamente consciente, no
reflexionado, hasta el conocimiento científico, el filosófico o el metafísico[8].
La virtualidad no elimina al ser humano
real o no lo hace distinto, solamente media las relaciones por las nuevas
tecnologías; los procesos de aprendizaje tienen nuevas herramientas, docentes y
estudiantes tienen nuevos retos; pero el proceso de aprendizaje seguirá siendo
afectivo, cognitivo y procedimental con el lenguaje como sistema básico de
comunicación y transmisión de la información como lo plantea Ausubel.
[1]
UDES. Perspectiva
Ausubeliana: Una Propuesta para su Aplicación en un Contexto Universitario. Tomado el 3 de noviembre de 2011 de:
http://aulavirtual.cvudes.edu.co/publico/lems/L.370.7.PV/Contenidos/Documentos/Segmentados/9.swf
[2]
SALINAS, Jesús. Comunidades virtuales y aprendizaje digital. España:
Universidad de las Islas Baleares. Tomado el 3 de Noviembre de 2011 de: http://aulavirtual.cvudes.edu.co/aprendiente/planesdeestudio/modulo/aaa.aspx?SubjectId=d28e4ac8-dc3f-47ff-b9cf-b2f891f24b21
[3]
GÓMEZ CHACÓN, Gutnar. Cognición y Aprendizaje. SENA. 2003.
[4]
GÓMEZ CHACÓN, Gutnar. Cognición y Aprendizaje. SENA. 2003.
[5] Aprender
a aprender. SENA. 2003.
[6]
GÓMEZ CHACÓN, Gutnar. Cognición y Aprendizaje. SENA. 2003.
[7] La
Comprensión. SENA. 2003.
[8] ARANGO
ARROYAVE, Blanca Ruby. La comprensión. SENA. 2003.
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