domingo, 18 de septiembre de 2016

SIETE CLAVES PARA EDUCAR

Publicado en Revista Semana el 18/09/2016
Convertir a Colombia en la nación mejor educada de la región exige superar obstáculos, unir voluntades y encontrar consensos para saber cuál país se quiere construir.
1 ¡Uun currículo ya!
El país sigue teniendo pendiente definir directrices de qué y cómo debe enseñarse. Para unos hablar de un currículo es imposible, pues no solo hay ya “estándares curriculares”, sino que la Constitución establece una libertad de cátedra. Para los críticos, sin embargo, es necesario un currículo que permita reflexionar sobre el futuro y encontrar consensos sobre la sociedad por construir. El debate es viejo y complicado, pero es necesario superarlo. No solo porque la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) ya le recomendó al gobierno crear estándares, sino porque la paz abre la puerta para redibujar el destino de Colombia.
2 ¿Educar con qué fin?
Todas las naciones que han salido de un conflicto armado han tenido que reconstruir su tejido social mediante la educación. Pero no basta aumentar cobertura y acceso, mejorar infraestructura y capacitar maestros. Una clave, según el Kroc Institute for International Peace Studies, yace en saber con qué finalidad se va a educar. Un caso emblemático es Irlanda del Norte, donde tras la firma de la paz en 1998 el Estado erigió un sistema educativo con el objetivo de inculcar la comprensión mutua, la aceptación de las diferencias y la integración.
3 Competir y liderarLa idea es vieja y trillada: las ciencias y la ingeniería son claves para ser competitivos en la industria, la tecnología y la innovación. Pero Colombia no alcanza niveles deseados. A pesar de los esfuerzos, aún no existen incentivos suficientes para las carreras relevantes. Según el Sena, para 2018 harán falta cerca de 90.000 ingenieros de sistemas y telemática en el país: tendencia ascendente. También en investigación las cifras dejan qué desear. El país tiene siete doctores por un millón de habitantes, mientras que el promedio latinoamericano es de 41. En cuanto a las publicaciones científicas, Colombia solo alcanza la mitad del promedio regional.
4 Arrancar temprano
Una de las mayores y más graves brechas de Colombia se abre a muy temprana edad. Ya en sus primeros años de vida millones de niños de escasos recursos carecen de estímulos antes del colegio. Según el BID, a los 6 años las “diferencias cognitivas” empiezan a notarse y “crean desventajas en el sistema”. Las consecuencias son desastrosas, no solo por las carencias intelectuales y la baja competitividad, sino porque justamente estos niños tienen más dificultades para desarrollar habilidades sociales y emocionales. El país necesita no solo seguir por la senda de la formación inicial, sino también capacitar a los padres para que sepan acompañar a sus hijos desde el primer momento.
5 ¿Y las competencias `blandas´ qué?
Un país que quiere avanzar en educación debe entender que las habilidades sociales y emocionales de sus ciudadanos son cruciales para ser competitivos en el siglo XXI. Las naciones de Asia y Europa que lideran las pruebas internacionales han enfocado sus esfuerzos en equilibrar, desde las aulas, capacidades cognitivas y socioemocionales. Según la Ocde, solo una formación “integral” permitirá a las personas enfrentar los desafíos de la actualidad. Un posconflicto exigirá de los colombianos asimilar valores como la tolerancia y el respeto a la diferencia y lograr manejar sus emociones para vivir en paz.
6 Los mejores docentes
Los esfuerzos del gobierno por mejorar la calidad docente en Colombia a través de becas, créditos y otros incentivos son el camino correcto para contribuir a un sistema de educación de alto nivel. Pero hay que apretar el acelerador. Quienes deciden formarse como profesores siguen teniendo los resultados más bajos en las pruebas. Además, el modelo de evaluación, aunque necesario, requiere definir las competencias específicas que debe desarrollar un educador.
7 Un esfuerzo colectivo
En el terreno de la educación en Colombia abundan los actores. Cientos de fundaciones e instituciones trabajan permanentemente y por la misma causa. Sin embargo, la cantidad de esfuerzos no asegura calidad y resultados. En gran parte, debido a la falta de un sentido de labor colectiva. Esto ha abierto brechas entre entidades con los mismos intereses, así como entre privados y gobierno. Uno de los efectos más graves es que hay regiones del país sobreintervenidas, y otras que carecen completamente de acciones con impacto. En su más reciente informe ‘La educación en Colombia’, la Ocde sostiene que “mejorar la educación solo será posible si el país cuenta con un liderazgo sólido en todos los niveles de gobierno y la plena participación de todos los grupos de interés”. 

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