El medio ambiente se convirtió en una herramienta de trabajo escolar para cuidar la naturaleza. Y eso se observa en los proyectos educativos y de investigación que cada vez toman más fuerza en las aulas. De hecho, según cifras de Colciencias, existen 37 grupos de investigación en colegios oficiales del país dedicados, particularmente, a indagar sobre temas relacionados con la ecología y que van desde el cuidado de las fuentes de agua y el reciclaje hasta el análisis del comportamiento animal.
"Usan los resultados de sus indagaciones para ayudar a sus comunidades", explica María Helena Manjarrés, coordinadora nacional del programa Ondas, de Colciencias. "Al despertar en ellos la conciencia del cuidado ambiental tenemos garantizado, en el futuro, un compromiso con el cuidado de los recursos naturales, pues lo asumen como un proyecto de vida", afirma Ruth Elvira Buenaventura, directora de investigación y desarrollo del colegio Berchmans, de Cali.
Los proyectos educativos ambientales (Prae) forman parte del currículo de los colegios desde 1994. Pero, muchas veces, se han quedado en documentos o estrategias que no conectan a los niños con la realidad. Por eso, en los últimos años, se pasó de incorporar el tema a algunas actividades puntuales en ciertas asignaturas a un compromiso con el cuidado del medio ambiente por medio del control en el gasto de luz y agua en los colegios, así como acciones concretas para salvar cerros, bosques y quebradas.
"La investigación se ha convertido en un instrumento pedagógico que, aplicado al tema ambiental, les da rigurosidad al currículo y a estas acciones. Esto se hace con un reconocimiento cultural de la biodiversidad y de los problemas de los territorios", dice William René Sánchez, director de preescolar y básica de la Secretaría de Educación de Bogotá.
Cuando niños y jóvenes comienzan a ser conscientes de la necesidad de cuidar la naturaleza desde edad temprana, afirma, se convierten en líderes interesados en impulsar un cambio social para salvar el mundo.
Incluso, en Bogotá se creó una red de colegios para la protección del planeta, conformada por 20 instituciones privadas; el objetivo, dice Ómar Cáceres Galvis, rector del colegio Gimnasio el Hontanar, es unir conocimientos, esfuerzos e iniciativas para propiciar, dentro de las comunidades educativas, programas en los que los niños afiancen su conciencia del cuidado del entorno y realicen actividades que tengan un impacto directo en el medio ambiente.
La clave, agrega la ambientalista Ledis Arango, que trabaja con instituciones, es que los escolares encuentren una relación ecológica-ambiental con su entorno, de manera que recorrer con ellos ambientes naturales les permita entender el deterioro de sus recursos y saber qué hacer para frenarlo o revertirlo.
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