miércoles, 7 de mayo de 2014

“QUEREMOS QUE LA SOCIEDAD COLOMBIANA SE MOVILICE A TRAVÉS DE LOS DOCENTES”

ENTREVISTA Julia Rubiano, directora de Premio Compartir, habla de la importancia del reconocimiento para maestros y rectores.

Desde hace un año, Julia Rubiano, profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales, tiene la ardua labor de estar al frente del reconocimiento y evento más importante en el mundo docente. Durante cuatro años trabajó como parte del equipo del Premio Fundación Compartir al Maestro –y ahora al Rector- pero hasta hace poco pasó a ser la directora de este galardón. 

Días antes de la entrega número 16, Rubiano habló con SEMANA Educación sobre la evolución del premio y el papel fundamental que juega en la política de la excelencia docente. 

El Premio Compartir al Maestro, y desde hace dos años al Rector, se ha convertido en todo un acontecimiento en el mundo docente y cada año recibe una cantidad abrumadora de propuestas, este año fueron 1.129 postulaciones de maestros y rectores provenientes de 29 departamentos. 

SEMANA Educación: Un reconocimiento como estos es muy importante para quien lo recibe, ¿pero qué beneficios le trae al sector? 

Julia Rubiano: El premio se ha consolidado en estos 16 años como el homenaje más importante para los docentes del país. Buscamos que la sociedad colombiana se movilice a través de los docentes y de la importancia de su profesión. 

Creo que ese es uno de los principales aportes, mostrar que hay docentes maravillosos y que además, como el premio lo que busca es la excelencia en la labor docente, podamos resaltar que los profesores son excelentes, profesionales capaces de transformar la habilidad de los niños. 

En estos momentos que tanto se habla de educación como algo necesario para el cambio de la sociedad y la equidad, es importante que reconozcamos que los docentes son los principales actores en ese proyecto. 

En el caso de los rectores, premio que se entrega por segunda vez este año, fue una decisión que tomamos porque el liderazgo del rector también es fundamental en el aprendizaje, en su aula, en su equipo, un rector puede movilizar una institución educativa. 

S.E: ¿Y eso ayuda a mejorar la calidad de la educación?

J.R: Efectivamente. Siempre estamos atentos a dar a conocer y difundir las propuestas de los ganadores. Además, hacemos encuentros en los que llevamos a los profesores galardonados a que compartan su experiencia. 

Esas propuestas las convertimos en material educativo que distribuimos gratuitamente entre una base de 40 mil educadores del país y también están disponibles en la página para descargar.

Por lo demás, postularse ya es un ejercicio de reflexión importante: los maestros deben redactar en tres páginas su propuesta con unos requisitos específicos. Ese proceso aporta al mejoramiento de la educación. 

S.E: ¿Cómo es un docente excelente?

J.R: Nosotros lo premiamos basados en cinco criterios. Primero, conocimiento disciplinar y didáctico, es decir, un profesor no solo debe saber de matemáticas, sino que debe tener las herramientas para saber enseñarla. 

Dos, debe tener una interacción con la comunidad, conocer su entorno y vincular su proceso educativo a este. Tercero, un excelente profesor es reflexivo y sistemático, se hace preguntas y se plantea inquietudes para mejorar, sabe exactamente qué método tiene, y a qué conclusiones lo están llevando. 

Cuarto, debe llevar a cabo procesos de evaluación y mostrar resultados, y quinto, debe ser un docente incluyente, que conozca a sus alumnos y adapte su trabajo a la diversidad de ellos. 

S.E: Este año recibieron 1.129 propuestas y ahora han llegado a 20 profesores y 6 rectores finalistas, ¿cómo los escogen?

J.R: Es un proceso de más de seis meses. Hacia comienzos de agosto, el equipo de evaluadores, que está conformado por investigadores y académicos externos a la fundación, lee todas las y las califican. 
De esa primera selección, que se discute con miembros de la fundación, se hacen las visitas. Son jornadas completas en las que tanto evaluadores como el equipo de la fundación observamos aulas, contenidos, asistimos a una clase, hablamos con alumnos, padres, otros maestros etc. 

Ese proceso concluye en diciembre y la última etapa consiste en que los finalistas vienen a Bogotá a sustentar sus propuestas frente al jurado. En diciembre se concluye el proceso. La etapa final, que se hace en los primeros meses del siguiente año, consiste en sustentar sus propuestas frente al jurado, y ahí se escogen los ganadores. 

S.E: ¿Qué pasa con los maestros y sus alumnos después de ganar el premio? 

J.R:
 En este mismo momento estamos terminando una investigación sobre el efecto que tiene de ganarse el premio tanto como para el maestro como para la comunidad, pero ya podemos hablar de algunas consecuencias. 

Además del prestigio y respeto que reciben por ello, muchos son invitados a otros planteles a compartir sus procesos; algunos incluso se convierten en profesores universitarios en las facultades de educación donde instruyen a otros maestros. Además, cada vez que un profesor se gana el premio se enciende más el interés de los demás en perfeccionar su propuesta y método.

S.E: Ahora el premio también se entrega en seis departamentos

J.R: Sí, quisimos hacerlo porque se seguía percibiendo como un reconocimiento lejano, que solo se hacía en Bogotá. Así que lo acercamos a las regiones replicando el modelo del premio nacional. Hoy día la entrega es posible gracias a nuestros aliados en las regiones. 

En la regional Cundinamarca gracias al compromiso de la Secretaría de Educación, la caja de compensación Colsubsidio y la Fundación Cavelier Lozano, importantes aliados del Premio Compartir, como lo son también otras organizaciones en las demás regionales. En Atlántico está la Fundación Promigás; en Valle del Cauca la Comisión Vallecaucana por la Educación; en Boyacá, la Fundación Antonio Puerto; en Santander, Empresarios por la Educación Capítulo Santander y la Cámara de Comercio de Bucaramanga y en Bolívar la Fundación Mamonal, Empresarios por la Educación Capítulo Cartagena, la Alcaldía de Cartagena y la Gobernación de Bolívar.

S.E: Debe haber conocido miles de propuestas, ¿alguna que la haya marcado en particular? 


J.R: Claro, y ni siquiera fue una de las ganadoras. Una profesora en Morales, Cauca, una zona aislada, tenía una propuesta artística que nos demostró a todos cómo el arte puede estar presente en cualquier lugar y hacía parte de la formación integral de los niños. 

Se llamaba ‘Los colores de la tierra’, y esta maestra, con ayuda de sus alumnos, había logrado identificar más de 200 tonos de colores de la tierra. Tenía el museo y un trabajo increíble de sensibilización hacia el medio. No ganó porque no cumplía el conocimiento disciplinar, pero era una muestra más de que en cualquier contexto se puede hacer educación de calidad.

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